Cada 22 de febrero, la Iglesia celebra la fiesta de la ‘Cátedra de San Pedro’, Cathedra Petri, celebración que se remonta al siglo IV de la era cristiana. El sentido de esta fiesta es honrar el primado y la autoridad del primer Papa, el Apóstol Pedro, y la de sus sucesores a lo largo de los siglos.
Esta celebración recuerda la potestad conferida por Cristo a quien es su representante en la tierra, cabeza de la Iglesia y Sumo Pontífice, tal como consta en los Evangelios: «Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Y las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella» (cfr. Mt 16, 18-19).
La ‘cátedra’ o ‘sede’
La palabra ‘cátedra’ proviene del latín cathedra, que, a su vez, es un préstamo del griego antiguo. Originalmente quería decir ‘asiento’ o ‘trono’, significado que se mantiene aún hoy en español, pero con menor uso. ‘Cátedra’ remite usualmente a “la materia particular que enseña un catedrático” (DLE). Y hay que decir que esto no es casual. Antiguamente el que poseía un saber y deseaba compartirlo o comunicarlo hacía uso de la ‘cátedra’: suerte de púlpito o asiento elevado desde el cual se dirigía a una asamblea. Naturalmente, quienes gozaban de ese privilegio eran los que tenían la dignidad de ‘maestros’.
En los primeros siglos de la cristiandad, mientras la Iglesia crecía, se organizaba y fortalecía, la dignidad de la ‘cátedra’ dejó de estar reservada a los maestros seculares y empezó a reconocerse en los obispos, aquellos que anunciaban a Cristo y enseñaban su doctrina. Con más razón, este sería el caso del obispo de Roma, el Papa, sucesor de Pedro y representante de Cristo en la tierra, el ‘primero’ entre los sucesores de los apóstoles, los obispos. Así fue como para referirse al papado y su dignidad se empezó a utilizar la expresión ‘cátedra de San Pedro’.
Cabe añadir que en un inicio ‘catedral’, derivación de ‘cátedra’, designaba explícitamente a la iglesia o templo desde donde un obispo guía, gobierna o enseña a la grey que Cristo le encomendó. Hoy, puede que los fieles sean menos conscientes de ello.
Por otro lado, cuando hoy se habla de “Santa Sede” quizás ya no se haga más en alusión directa al ‘asiento’ o ‘trono’ que ocupa el Papa, pero sí se sigue haciendo referencia de alguna manera al ‘sitio’ del obispo de Roma, identificado con la Ciudad del Vaticano o el Estado Vaticano en su totalidad.
En la Basílica de San Pedro
Al lado de todo este desarrollo simbólico de lo que significa la cátedra o sede pontificia, hay un caso en el que se conserva la connotación más literal: la ‘cátedra’ o ‘sede’ como trono pontificio ubicado en la Basílica de San Pedro. Esta sede fue donada por Carlos el Calvo, rey de Francia, al Papa Juan VIII en el siglo IX con motivo del viaje de su coronación, en épocas en las que el Papa ratificaba a quien tenía el poder político. En el caso de Carlos el Calvo, el Papa fue quien lo coronó emperador romano de Occidente. Este trono se conserva como reliquia, integrado en una magnífica composición barroca, obra de Gian Lorenzo Bernini, quien realizó la obra de tallado entre 1656 y 1665.
La obra de Bernini está enmarcada por cuatro pilastras. En el centro se sitúa el trono de madera, con incrustaciones de bronce dorado, decorada con relieves representando la “traditio clavum” o «entrega de llaves». El trono se apoya sobre cuatro estatuas de bronce, que representan a cuatro de los doctores de la Iglesia. En primer plano, San Agustín y San Ambrosio, por la Iglesia latina; y San Atanasio y San Juan Crisóstomo, por la Iglesia oriental.
Por encima aparece un sol de alabastro decorado con estuco dorado rodeado de ángeles, que enmarca el célebre vitral en el que aparece la imagen de una paloma de 162 cm, símbolo del Espíritu Santo. Es la única vidriera coloreada (vitral) de toda la Basílica de San Pedro.
La ‘cátedra’, símbolo de la doctrina
En síntesis, la sede o trono que se conserva como objeto físico es al mismo tiempo expresión simbólica de la grandeza del poder espiritual de Dios en la tierra, que cada sucesor de Pedro representa.
Por último, ese poder espiritual representado por el Sumo Pontífice evoca la enseñanza o magisterio de quienes han sido ‘Cabeza de la Iglesia’ y guías del Pueblo de Dios a través del sendero de la historia. “Cátedra” es por eso también sinónimo de magisterio o enseñanza. En esa línea ha de entenderse las ocasiones especialísimas en las que el Papa se dirige o proclama algo ex cathedra [desde la sede] y sienta doctrina.
En general, el Papa se dirige a la Iglesia para enseñar, conducir, consolar, aclarar y guíar al rebaño de Dios; y con ello muestra al mundo que la Iglesia continúa peregrinando hacia su destino final, el encuentro con su Creador.
La celebración en la Basílica de San Pedro
Todos los años, el 22 de febrero, el altar monumental que acoge la Cátedra de San Pedro en la Basílica permanece iluminado durante todo el día con multitud de velas, y se celebra la santa misa de manera continua, una tras otra, desde la mañana hasta el atardecer. La celebración concluye con la Misa del Capítulo de San Pedro, presidida por el Pontífice.
Una invitación a la oración constante: ¡San Pedro, intercede por la Iglesia!
Pidamos la intercesión de San Pedro por el Papa Francisco y por todos los obispos, para que permanezcan fieles al Evangelio y lo anuncien, libre de toda mancha, al mundo entero. Roguemos también por la unidad de la Iglesia que Cristo fundó que se congrega en torno a su Vicario en la tierra.
Fuente: ACI Prensa