Fernando Lugo fue el único candidato presidencial que, mediante una alianza, logró interrumpir la hegemonía del Partido Colorado en el poder. Se cumplen 16 años de aquellas elecciones y desde entonces, no hubo oposición que haya podido repetir la hazaña.
En 70 años de hegemonía colorada hubo un solo gobierno de alternancia y aun así no terminó su periodo debido a una histórica y polémica destitución del presidente Fernando Lugo.
Como candidato de la Alianza Patriótica para el Cambio y con fuerte apoyo del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), Fernando Lugo se impuso en las elecciones presidenciales del 20 de abril de 2008 con 766.502 votos, superando a Blanca Ovelar, quien obtuvo 540.593 votos y a Lino Oviedo con 386.597 electores.
Su gabinete estuvo conformado por varios técnicos y políticos de trayectoria como Dionisio Borda en el Ministerio de Hacienda; Esperanza Martínez en Salud y Lilian Soto en la Secretaría de la Función Público, entre otros.
La administración se caracterizó por fortalecer las políticas sociales, como mejorar el sistema de salud y otorgar servicios gratuitos. En el ámbito educativo implementó el programa “Una computadora por niño” e introdujo por primera vez la merienda escolar.
Desarrolló programas sociales, sobre todo en el campo de la niñez, y respaldó a las familias humildes, en especial en zonas rurales. Mostró interés en la transparencia pública y buscó cambiar la imagen corrupta de la Policía Nacional con varios procesos judiciales.
Se mostró favorable a la colaboración público-privada y durante su periodo de gobierno se tuvieron récords en materia de crecimiento económico, que se generaron por la exportación de materias primas y la expansión de los sectores comercial, industrial y de la construcción.
Sin embargo, uno de sus mayores legados fue el tratado firmado con el Brasil sobre la Itaipú Binacional. Con el acuerdo Lula-Lugo, los ingresos por la venta de excedentes de energía de la binacional aumentaron de USD 120 millones a USD 360 millones, lo que permitió crear el Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (Fonacide) para apoyar varios programas en materia educativa, investigación, infraestructura y salud, entre otros.
Su gobierno también coincidió con la publicación del informe final de la Comisión de Verdad y Justicia, que en sus ocho tomos recopiló centenares de casos de violación de derechos humanos durante la dictadura stronista y los primeros años de democracia, lo que complicó aún más la reputación de la Asociación Nacional Republicana, teniendo en cuenta que era el partido que estaba en poder en ese periodo.
Crisis persistente
Las crispaciones de la alianza con el Partido Colorado eran una constante, hacía décadas que dirigían el país desde la Presidencia de la República y con la alternancia, los colorados vieron limitados sus poderes, pero la crisis también estuvo en el interior de la coalición, donde el PLRA presionaba para acaparar más participación.
En ese sentido, Lugo debió sortear varias amenazas de juicio político en el Parlamento hasta que en el 2012 sus detractores utilizaron el caso Curuguaty para destituirlo de la Presidencia, generando una reacción internacional, que incluyó la suspensión de Paraguay en el Mercosur.
Este suceso fue calificado por varios analistas como un golpe parlamentario, en el que la ANR aprovechó el descontento de los liberales para unírseles en un mismo objetivo, sacar a Lugo del poder.
Asumió en su reemplazo el vicepresidente Federico Franco, cumpliendo el sueño del Partido Liberal Radical Auténtico de ocupar el Palacio de López. Los meses restantes de gobierno estuvieron inmersos en una crisis política y en las siguientes elecciones del 2013, el Partido Colorado volvió al poder con Horacio Cartes como presidente, desde entonces la oposición no logra recuperarse en las urnas.
Fuente: Última Hora