Este miércoles 12 de junio se cumplen 89 años de la firma del Protocolo de Paz, que dos días después cesó definitivamente el fuego entre Bolivia y Paraguay, poniendo fin a la Guerra del Chaco, que abarcó entre 1932 y 1935. Este acuerdo se firmó en Buenos Aires (Argentina), mientras que el Tratado de Paz, Amistad y Límites se concretó el 21 de julio de 1938.
Según el historiador, investigador y nieto de un veterano del Chaco, Juan Marcelo Cuenca, durante la contienda se perdieron unas 33.000 vidas paraguayas, pero Bolivia perdió casi el doble. Además, Paraguay tal vez cedió tierras, pero fue una victoria para los compatriotas de aquella época.
De los veteranos locales quedan 4 con vida, luego que el 18 de mayo pasado falleciera José Domingo Vargas González, a los 108 años, en San Juan Nepomuceno. Los últimos excombatientes sobrevivientes son Canuto González Britos, Virgilio Dávalos, Juan Bautista Cantero y Anselmo Zayas Garcete.
“Al estar muy alejado de Asunción, el Chaco era muy inexplorado y una zona lejana tanto para Paraguay como para Bolivia. Como los límites no estaban bien definidos, en la búsqueda de llegar al río Paraguay y tener salida al mar, Bolivia aprovechó que las tierras no estaban pobladas y poco a poco fue ocupando el territorio hacia el sur”, explicó Cuenca a La Nación/Nación Media.
Afirmó que las tropas bolivianas fueron armando fortines en zona del Chaco y fue el principio de las primeras escaramuzas. “Incluso años antes de la guerra fundaron el puerto de Pacheco. En ese entonces el Gobierno paraguayo expulsó a los bolivianos que pusieron bandera en zona de Bahía Negra”, relató.
La chispa que detonó la guerra
El investigador refirió que Paraguay intentó llegar a acuerdos diplomáticos antes de que se desate la guerra, incluso recurrió a la Liga de la Naciones (antecesora de la ONU), pero Bolivia no respetó el status quo que se ordenó para evitar que avancen con su ejército y siguieron creando fortines con el paso de los meses.
“En 1927 se da la muerte del teniente Adolfo Rojas Silva. Ya en junio 1932, Bolivia había tomado la laguna Pitiantuta que estaba custodiada por el fortín Carlos Antonio López, en ese lugar, en julio, muere un cabo paraguayo y los soldados compatriotas retoman el fortín por sorpresa. En este lugar se enciende la chispa de la Guerra de Chaco”, apuntó Cuenca.
La victoria de Boquerón
Agregó que recién en setiembre de 1932 se declaró oficialmente la guerra entre ambos países. “Cuando ocurre esto se da la movilización total para la defensa nacional. Para ese entonces las tropas bolivianas ya habían tomado tres fortines entre ellos el de Boquerón, que desata la batalla de los 20 días, tiempo en que se rindieron los bolivianos”, indicó en LN.
Afirmó que al recuperar este fortín y ganar esa batalla, fue una prueba de fuego para el ejército del país y se convirtió en una muestra de que Paraguay podría defender victoriosamente su territorio. “Para la recuperación de Boquerón las tropas paraguayas rodearon el fortín y no dejaron salir a nadie, esto hizo que los soldados bolivianos se rindieran”, dijo Cuenca.
Con menos tropas
El historiador resaltó que las tropas bolivianas tenían mayor número de soldados y fuerza armamentista como la aérea, pero a pesar de todo Paraguay supo librar sus batallas. Por un año los soldados nacionales tomaron una ofensiva y después volvieron a la etapa defensiva, porque tenían un menor número de efectivos.
“Gracias a la conducción del mariscal José Félix Estigarribia y los jefes militares que supieron administrar las estrategias paraguayas en combate, pudo sobreponerse a la superioridad de personal, armamentos y tecnología que tenía Bolivia. A pesar de todo, Paraguay salió victorioso. Considero que fue una victoria militar y geopolítica”, describió a La Nación.
Bolivia perdió unos 50 mil hombres
Cuenca indicó que como resultado de la guerra se tuvo la firma del Protocolo de Paz, que se firmó en Argentina el 12 de junio de 1935. Luego de que autoridades de ambos países llegaran a un acuerdo y ante la gran cantidad de personas fallecidas decidieron poner fin a la guerra.
“Las bajas de Paraguay ascienden a unos 30.000 soldados, pero Bolivia perdió cerca de 50.000 hombres, doblando en bajas a nuestro país. Se llega a un cese al fuego en junio, por el hecho de que las tropas paraguayas sobrepasaron incluso las estribaciones andinas, que sería el límite histórico. Tuvieron que retroceder porque desconocían el terreno y estaban lejos de su centro de abastecimiento”, confirmó.
Tierras recuperadas y cedidas
Finalmente, el historiador expresó que, luego de la guerra, Paraguay introdujo la política financiera y armamentista, que fueron cruciales para que los posteriores mandatarios pudieran comprar las armas, buques y otros. Se perdieron tierras, pero fue en pos de una paz que sea duradera para ambos países.
“Paraguay cedió territorio, pero hubo territorio ganado por las armas que no fue tomado por las tropas, que tal vez fue injusto. Creo que se cedió territorio, para asegurar una paz duradera, recordemos que Bolivia no usó a todos sus hombres y podía intentar una nueva invasión militar, para la cual no estábamos preparados”, detalló Cuenca a LN.
Paraguay ya estaba exhausto política y financieramente, situación que tal vez fue tomada en cuenta por las autoridades y decidieron cerrar de esa forma la guerra. “Lamentablemente las tropas paraguayas no recuperaron el territorio que pregonaba que era el Parapití que quedó en territorio boliviano. Lo que se debe tener en cuenta es que todos los paraguayos salieron a pelear por el país, existió la unión entre clases sociales y políticas para la defensa nacional”, concluyó.
Datos claves
- De acuerdo al registro del Ministerio de Economía y Finanzas, actualmente son 5 los veteranos de la guerra de Chaco que siguen con vida, todos por encima de los 100 años de edad.
- El 12 de junio se firmó en Buenos Aires el protocolo de “alto el fuego”, que se conmemora como el Día de la Paz del Chaco.
- El documento fue firmado por el canciller Luis A. Riart, que representó al Paraguay, y Tomás Elio por Bolivia.
Fuente: La Nación