Bajo la premisa de que no existe la pólvora inocente, el Ministerio de Salud recuerda los riesgos del uso de pirotecnia durante la celebración de Fin de Año.
El Dr. Saúl Zaputovich, director del Centro Nacional de Quemaduras y Cirugías Reconstructivas (Cenquer), mencionó que, en los últimos años, el número de pacientes víctimas de quemaduras por explosivos durante días festivos como Año Nuevo ha sido igual o incluso mayor en la población infantil. En algunos años, hasta el 90% de las víctimas fueron menores de edad.
El médico recordó que los niños son especialmente vulnerables a las lesiones causadas por la pirotecnia, ya que no son conscientes de los riesgos y pueden ser más propensos a manipular estos artefactos de manera insegura.
Por esta razón, se insiste en no dejar que los niños manejen estos elementos, pues a menudo los perciben como un juego sin comprender el peligro real al que se exponen: pérdida de miembros, amputaciones, quemaduras de segundo y tercer grado, sordera, daños oculares e intoxicación por la ingestión de fósforo blanco.
El pasado domingo, en plena Nochebuena, el Hospital del Trauma atendió de urgencia a un niño de 11 años afectado por fuegos artificiales. El menor estuvo en riesgo de perder la funcionalidad de la mano, pero se espera que con un proceso de recuperación pueda recuperarse.
Las personas con autismo suelen tener hipersensibilidad acústica. La pirotecnia podría afectar la estabilidad emocional de estas personas, ya que las explosiones generadas, especialmente durante las festividades de fin de año, impactan en aquellos que padecen esta hipersensibilidad auditiva que forma parte, en mayor o menor medida, del espectro autista.
Es importante recordar que este grupo es altamente susceptible a sonidos fuertes debido a la hipersensibilidad auditiva o hiperacusia, que se caracteriza por una sensibilidad aumentada a sonidos habituales que pueden resultar incómodos o incluso dolorosos para estas personas. Por lo tanto, la pirotecnia puede desencadenar crisis de llanto e irritabilidad, causando incomodidad tanto a las personas con autismo como a sus familias.
Cuidemos a nuestras mascotas. Los perros y gatos son más sensibles al ruido que los humanos, y los fuertes sonidos de la pirotecnia pueden causarles mucho estrés y miedo. Esto puede llevar a comportamientos agresivos, como escapar de sus hogares o atacar a personas u otros animales.
Los juegos pirotécnicos son una verdadera tortura para los animales. Además, si los petardos detonan cerca de nuestras mascotas, pueden provocar daños en sus oídos, incluso pérdida de la audición, quemaduras, mutilaciones o incluso la muerte.
La contaminación es otro problema. Profesionales del ámbito sanitario han advertido que los fuegos artificiales emiten polvos finos y compuestos colorantes metálicos similares a los que producen otras grandes fuentes de contaminación. Por esta razón, se recomienda a personas con enfermedades respiratorias o cardiovasculares que eviten asistir a eventos donde se utilicen petardos u artefactos similares.
Fuente: Diario Hoy