Elisa Noemí Pino Rojas (28) y Hugo Nelson Aguayo Núñez (46), esposos, emigraron a España en busca de mejores horizontes económicos. Ambos decidieron venir a Paraguay para pasar las fiestas de fin de año con sus familiares asentados en la localidad de San Blas, departamento de Caazapá.
Hugo Aguayo fue asesinado de tres balazos cuando llevaba a un hospital a su esposa, quien decía sentir un fuerte espasmo estomacal y precisaba atención médica.
La mujer le dijo a la Policía que, en un tramo de un camino vecinal, ella le pidió a su marido que pare el vehículo para bajar a vomitar. Descendió del rodado, y, en ese momento, según apuntó Elisa Noemí, dos hombres aparecieron de entre los arbustos y sin mediar palabras, uno de ellos le disparó y mató.
Seguido a eso, los criminales entraron al vehículo y se apropiaron de dos fajos de dinero (30 millones de guaraníes) que estaban ocultos en dos lugares distintos del habitáculo. La viuda aseguró que el sitio era oscuro e inhóspito, y que no alcanzó a divisar rostros de los asesinos. Su primera denuncia quedó como asalto agravado con derivación fatal.
Los investigadores del hecho, sin embargo, encontraron algunas inconsistencias en la declaración de Noemí. Por ejemplo: tras el crimen, su cuadro estomacal “se le pasó” y tuvo que llevar a su marido ya muerto hasta el pueblo. Otra: nadie sabía que el hombre llevaba aquella cantidad exacta de dinero, por lo que, no se entiende cómo justo coincidieron los momentos en que pararon la marcha (para vomitar), y la presencia de los dos individuos armados “en medio de la nada”.
Los familiares de Hugo Nelson acusan a Noemí de haber “entregado” al hombre a los sicarios, presuntamente contratados por la cónyuge. Esto, al punto que le impidieron asistir al funeral del difunto.
Ahora la mujer es sospechosa de complicidad en torno a la muerte de su marido, y por de pronto no podrá volver a España para retomar sus actividades.
Fuente: Diario Hoy