Cada 31 de agosto la Iglesia celebra a San Ramón Nonato, religioso de la Orden de la Merced, nacido en 1204, en Portell, pueblo de la antigua Corona de Aragón (España).
Patrono de los no nacidos
El apelativo “nonato”, término que proviene del latín nonnatus (no nacido), le fue dado por la manera en que Ramón llegó a este mundo: fue extraído, mediante cesárea, del útero de su madre cuando esta se hallaba muerta. En virtud de aquel singular hecho, la tradición le ha conferido a San Ramón el título de “patrón de las embarazadas, parturientas, parteras y recién nacidos”.
Si hay alguien que haya pasado por el mismo trance o haya sufrido circunstancia relativa o semejante, sea madre, padre o hijo, no puede tener mejor amigo e intercesor que San Ramón. Lo mismo ha de decirse de los pequeños que por diversos motivos no pudieron o no los dejaron nacer.
Redentor de los cautivos
Ramón ingresó a la Orden Real y Militar de Nuestra Señora de la Merced y la Redención de los Cautivos, cuyos miembros son conocidos como mercedarios. La Orden de la Merced, como también se le conoce, fue fundada por San Pedro Nolasco en 1218 con un propósito concreto: rescatar a los cristianos tomados prisioneros por los musulmanes en el norte de África.
Ramón fue ordenado sacerdote en 1222 y sirvió como superior en varias comunidades de su Orden durante varios años. Llegado el momento, fue enviado como “rescatador de cautivos” a África del Norte. Allí pagó rescate por varios cristianos hasta que se le acabó el dinero y, de acuerdo al cuarto voto mercedario, tuvo que ofrecerse él mismo a cambio de un prisionero.
Un candado para que se calle… pero no se calló
En cautiverio, Ramón se dedicó a anunciar al Señor y a dar consuelo a quienes, como él, estaban privados de su libertad, viviendo en condiciones infrahumanas. El santo se mantuvo firme en el encierro con un solo propósito: fortalecer la fe de aquellos a los que Cristo había puesto bajo su cuidado espiritual.
Con su testimonio, suscitó muchas conversiones, incluso entre los no cristianos, algo que enfureció terriblemente a sus carceleros musulmanes, quienes lo mandaron torturar en diferentes oportunidades. Como castigo fue azotado públicamente más de una vez, y en una ocasión llegaron a perforarle los labios con hierro candente para colocarle un candado en la boca y deje así de hablar.
Fueron ocho largos meses los que San Ramón Nonato tuvo que pasar en esta situación, hasta que Pedro Nolasco pudo enviar a otros miembros de la Orden a rescatarlo.
De la mano de la Virgen de la Merced
San Ramón Nonato, de regreso a España, fue nombrado cardenal por el Papa Gregorio IX. El santo asumió su cargo con sencillez y continuó viviendo con el mismo espíritu evangelizador de siempre. Aunque era ya un príncipe de la Iglesia, siguió vistiendo austeramente y nunca abandonó su humilde celda del convento de Barcelona.
Posteriormente fue convocado a Roma por el Papa. Ramón emprendió el viaje, pero al llegar a Cardona, a unos diez kilómetros de Barcelona, le sorprendió una violenta fiebre que le quitó la vida. El buen “nonato” partió a la Casa del Padre el 31 de agosto de 1240, con solo 36 años.
“Mujeres, recen a San Ramón Nonato” (Papa Francisco)
El 31 de agosto de 2020, el Papa Francisco envió un mensaje a la comunidad mercedaria del Santuario San Ramón Nonato en Buenos Aires (Argentina) con motivo de su fiesta.
En la misiva el Papa recomendaba a los matrimonios rezar a este santo cuando quieren tener un hijo: “Cuando en la Audiencia algún matrimonio me pide la bendición para que venga un hijo, les digo que recen a San Ramón Nonato, y si son de la Argentina les recomiendo que pasen por el santuario de la calle Cervantes. Como ven, los tengo presentes”, aseguró el Pontífice.
¡San Ramón Nonato, ruega por nosotros, en especial por los “no nacidos”!
Fuente: ACI Prensa